top of page
  • Asociación Cultural

Crónica de las Fiestas del Santo Ángel 2022

El día del Ángel, 1 de Marzo, no hicimos la tradicional merienda de la tortilla, pero virtualmente hubo intercambio de fotos con unas tortillas debidamente despachadas en casa de cada uno. La pinta de todas ellas era espectacular, se nota ya el nivelón y, sobre todo, que la tradición (a pesar de todo lo que venga), sigue en pie.

El pasado sábado 5 de Marzo pudimos disfrutar de una buena mañana en honor del Santo Ángel.

La situación no se ha normalizado del todo, pero dentro de las medidas de prudencia que exige, pasamos un vermú más que divertido.

La charanga “Manisseros” amenizó el vermú; la venta de bebidas, por parte de la Comisión de Fiestas, mientras un nutrido vecindario sandunguero estuvo pasándolo bien, dejó paso a los esperados bocatas de lomo y panceta. Cada grupo tuvo sus anécdotas, y también hubo bailes y fanfarrias para todos los gustos. Ya teníamos ganas de quitarnos el gusanillo y poder tener una fiesta sin problemas, y eso se notaba en el ambiente.

Al acabarse los bocadillos, muchos nos habríamos comido un jabalí, pero no dio para más, ¡Más carne que pan!

Ya tardecito, pasadas las tres y media, cada mochuelo se fue a su olivo, aunque se quedó una representación de cantautores hasta mucho más tarde, interpretando temas de lo más variado, también de las más variadas maneras.

Por la noche, Dj David pinchó en el polivalente para los más jóvenes. Lo debió de hacer bien, porque a las seis de la mañana alguno no se había acostado todavía.


Casi sin pausa, a las diez del domingo 6 de marzo comenzó la tradicional ronda del Ángel, esta vez en patios y puertas en lugar de dentro de las casas. El recorrido, el de siempre. Muchos pensaban que este año iba a ser más rápido al no entrar en las casas, pero se equivocaron: como todos los años nos pilló el toro, llegando justos de tiempo para la misa mayor.

Hubo todo tipo de rimas y chascarrillos. Dimes y diretes, piques y picadillos. Algún piropo de amor, alguna jotilla pícara, algún exabrupto; cantes más afinados y también menos entonados. Se echó en falta el “Villaseca la seca, pueblo de cuatro vecinos…” de Ángel, porque estaba durmiendo al haber hecho turno de noche. Ni las coplas a la puerta de su casa le despertaron. Hubo clásicos de toda la vida, nuevas composiciones actuales e incluso improvisaciones. Se cantó al sol y a las jaras, a los arreboles del atardecer, a los coloretes de las mozas, a las fachadas de las casas y a las bragas…se cantó al nido de la cigüeña y a los de Parla. Hasta la visita, en este recóndito lugar de la vieja Castilla, de una ciudadana americana quedó plasmada en una improvisación con Míster Marshall como referencia. Ah, sueños y coplillas… ¿Qué tendrá esta Ronda que no deje escrito y cantado?

Este año se unieron los más jóvenes a esta divertida tradición, y cantando a coro plantaron la pica muy alto, no encogiéndose ante las aceradas palabras que les llegaban en forma de coplas. Sólo les falta algo más de voz para ser el año que viene grupo revelación de la Ronda, ya con más tiempo y menos improvisación como para no dejar títere con cabeza con la espada de la palabra cantada. Algún relevo de guitarra u otro instrumento también se les reclama. También uno de los más jóvenes rondadores que jamás cantó en la Ronda (Cristian) se arrancó por primera vez, guitarrilla en ristre, dejando bien claro que habrá tradición para rato.

Parte de las viandas y bebidas fueron despachadas para mantener con fuerzas a los aguerridos rondadores y a las mozas cantadoras, a la par que el resto de los asistentes daba buena cuenta del contenido de los cestos. Las aportaciones fueron buenas y, como siempre, hubo productos con gran tirón en la concurrencia. El vinillo dulce sigue siendo imprescindible para ahogar carrasperas y aclarar gorjeos y gorgoritos, dándoles un timbre aterciopelado inconfundible.

La ya tradicional foto en la rampa del nuevo edificio puede ser una de las más nutridas de los últimos años. Se unieron los dulzaineros Los Mahurotos que, como estos últimos años, ya se han convertido en un clásico imprescindible de las fiestas de Villaseca.

Toque a misa mayor, y acto central de la fiesta en honor de nuestro patrón, el Santo Ángel de la Guarda, al que tanto debemos y que tanto nos ha ayudado siempre. Siguiendo la tradición de nuestros padres y abuelos, continuando con el testigo que ellos nos legaron y transmitiéndoselo a nuestros hijos para que no pare nunca.

La homilía de Don Isidro tuvo una conexión imprescindible con la actualidad, guiando a los feligreses en estos tiempos convulsos. En palabras de uno de los asistentes, “Ha sido la mejor homilía de los últimos tiempos”. En las ofrendas no pudieron faltar las viandas recogidas por todas las casas durante la Ronda, como tributo de la cordialidad que invade el vecindario durante estos días de fiesta, reino de Dios hecho pueblo.

La procesión, con las andas del Santo Ángel engalanadas de bellas flores (los narcisos de la Chelo este año han dado un toque precioso al paso) y la participación de los dulzaineros, fue hermosa. Muchos la llevamos en el corazón y sigue siendo el centro de todos estos días de fiesta.

Este año el portacruz sufrió alguna contractura al no estar preparado físicamente para ese peso. Esperamos que para el año que viene haya empollinado un poco más esos bracitos.

Al finalizar, subasta de brazos como es tradicional. Las pujas de salida ya fueron desorbitadas y hubo un derroche de billetes como ningún año, señal de que los vecinos de Villaseca tenían algunas cosas que agradecer a pesar de este tiempo reciente tan convulso. No vamos a poner aquí cantidades, que después de todo se entera la Agencia Tributaria. Una foto comunitaria no podía faltar, poniéndonos para este año 2022 todo el pueblo bajo el amparo del Santo Ángel.

Entrado el Santo al son del Himno de España, comenzó la degustación de lo recogido durante la Ronda con alegres piezas tocadas por Los Mahurotos. Como todos los años, alguno comió más antes de la comida que durante, y algunos comieron mucho tanto antes como en la comida. Pozos sin fondo son algunas tripas, más hondos que el Pantano Grande.

El tiempo acompañó en la fiesta. La mañana del domingo amaneció fría, pero el vino y las coplas la atemperaron. Esperemos que ya para el año que viene podamos celebrar al 100% todas las actividades y, aunque estemos sin un duro porque nos lo habremos gastado en gasói, seguro que no faltan bailes, coplas y bollos para endulzar cualquier contratiempo que nos tenga reservado este año que entra.

Todas las fotos en:



Posts Destacados
Últimos Posts 
Compártelo
bottom of page